Esta película narra como el protagonista,
Matt King (George Clooney), casado y padre de dos niñas, se ve obligado a
replantearse la vida cuando su mujer sufre un terrible accidente que la deja en
coma. Intenta torpemente recomponer la relación con sus problemáticas hijas -la
precoz Scottie, de 10 años (Amara Miller), y la rebelde Alexandra, de 17
(Shailene Woodley)- al tiempo que se enfrenta a la difícil decisión de vender
las propiedades de la familia. Herederos de la realeza hawaiana y los
misioneros, los King poseen en Hawai tierras vírgenes de un valor
incalculable.
Para mí lo más
interesante, desde el punto de vista de la bioética, es que parte del hecho de que
la mujer plasmó -negro sobre blanco- como tratar el final de su vida, realizó
el manuscrito de voluntades anticipadas. Mientras que en ciertas películas en
las que se trata el final de la vida suelen existir ambigüedades o dilemas, en
este caso hay una claridad meridiana; la importancia no está en que hacer, sino
cuando hacerlo y preparar a los amigos y familia a dar el último adiós.
Para Peter Debruge “Los
descendientes” aborda algunas de las cuestiones más espinosas de una familia,
entre otras, hacer frente al derecho de morir de un ser querido según su
decisión.
Emociones, sentimientos, familia, relaciones humanas, todo una amalgama de sacudidas que te hacen repensar el final de la vida, o lo que se desprende de ella.
Es una recomendación sin vuelta atrás: tod@s a verla.
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