jueves, 5 de marzo de 2015

La ética del ático

Sin uno saberlo, existen cosas en este mundo que te escandalizan o ruborizan. A medida que pasa el tiempo esto dejar de ser una anécdota para pasar a formar parte de lo habitual en nuestro quehacer diario...y ahora me explico.

Hace exactamente una semana tuve la oportunidad de exponer en el hospital Universitario Marqués de Valdecilla una ponencia sobre la "Ética de los Cuidados Enfermeros" (escribí una entrada al respecto). Mi idea central fue la de acercar los principios bioéticos, en general, y el resto de principios ligados a la ética, en particular, para dar unos cuidados enfermeros de excelencia. A los principios se deben de añadir otros criterios que añadan calidad, léase valores y virtudes.

Pues bien, esta mañana en uno de esos debates ad hoc de una cadena de televisión, pude ver y escuchar, anonadado, como criticaban a un político por un problema con un ático que se compró. La frase de esta entrada no es mía, se la escuché al periodista José María Calleja que estaba entre los contertulios. De pronto me acudió a la memoria los principios que hace unos días consideraba elementos esenciales para la práctica de la ética. Parece ser, que la responsabilidad (falta el deber y la exigencia moral), la veracidad (mienten como bellacos), la fidelidad (a su cuenta corriente si son fieles), y un largo etcétera de principios (honestidad, honradez, integridad, cooperación), no casan con su ética política (?).

La indignación ante este asunto, no baladí, es fruto de la falta de escrúpulos que parte de nuestros políticos llevan sosteniendo gracias a nuestra democracia. Los escándalos que salpican a cada momento en las noticias y los casos de corrupción, son tema habitual en los corrillos de bares. 

No podemos estar indiferentes ante situaciones de este tipo, personalmente fui uno de los que quiso ver y vivir ese 15M para poder valorar hasta donde estaba el barómetro de cabreo social con respecto a la política de nuestro país. Desgraciadamente, y como dice la canción, todo sigue igual.
No se ha movido ni un ápice eso que llaman regeneración política. Así nos va.



Como verán, nuestros políticos no estudian ni leen a E. Kant o A. Cortina, porque si esto fuera así, ya se les caería la cara de vergüenza ante los actos impropios de sus cargos. Por cierto, ya que he mencionado a Adela Cortina, en su libro ¿Para qué sirve realmente.. LA ÉTICA?, flamante ganador del Premio Nacional de Ensayo de 2014, en su encabezado, podemos leer:
"Ninguna sociedad puede funcionar si sus miembros no mantienen una actitud ética. Ninguno país  puede salir de la crisis si las conductas inmorales de sus ciudadanos y políticos siguen proliferando con toda impunidad" 
Esta frase nos recuerda que, más que nunca, como una necesidad imperiosa, necesitamos la ética. Una ética que debe ser cotidiana para el ciudadano y para el político. Como se dice en el libro, se podrá construir una democracia auténtica (página 143). O como díría Ortega y Gasset, la "Ética es el arte de elegir la mejor conducta". Esto no lo leyó nadie en la primarias o antes de formar parte de una lista. 

En fin, los que caminamos a pie de la tierra, a ras de suelo no podemos comprender como suceden estas cosas, y máxime si hemos leído a estos filósofos. Nosotros sí tenemos ética. Nosotros apostamos por la ética.

Saludos (cabreados e indignados) bioéticos.







2 comentarios:

  1. Tienes toda la razón Javier....y más para estar indignado. Los políticos actuales van a conseguir que se elimine la palabra ÉTICA del diccionario por falta de uso. Y justo es la palabra de la que presumen... y no pongo ejemplos por que me saldría de la pagina...

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    1. Gracias por el comentario AA. Algo tendremos que hacer..digo yo?.

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