A medida que me adentro en el mundo de las tecnologías (nuevas) y me sumerjo en las redes sociales, no dejo de reconocer que más aprendo de mis compañeros de Twitter (tuiteo). Y en esta tesitura me sorprendió un tuiter del doctor Rafael Rotaeche, en concreto decía: “Médicos de familia alertan de que los recortes podrían causar conflictos éticos”. Bueno, realmente no fue sorpresa, pero si me produjo una cierta perplejidad. Todos los que estamos inmersos en el sistema sanitario (funcionarios incluidos) pensamos que la crisis es sinónimo de recortes monetarios; pero, no será menos cierto que podemos llegar a tener recortes éticos. ¡No, no, ajustes no, recortes, recortes éticos!. Es evidente que la crisis que nos invade y su directa relación con la salud no es nueva, algunos autores ya han apuntado a la dependencia que tienen los sistemas sanitarios de la realidad económica. Si quieren profundizar más en este tema, no se pierdan la lectura del informe sobre La corresponsabilidad individual en la financiación pública de la atención sanitaria, con especial interés el capítulo referido a la Ética y racionalidad de la contribución financiera del usuario de la sanidad pública.
Para poder comprobar como se "respira" ésta situación, indagué donde se pudiera responder a este dilema. Casualmente me encontré con un libro blanco de la sanidad de Madrid, prueba del descontento de algunos con la situación que nos toca vivir. Encontré alusiones a "un compromiso para una mayor exigencia ética en el comportamiento" y "un imperativo ético el contextualizar la política sanitaria", y pare usted de contar.
En países como EEUU, la reforma de la sanidad crea una necesidad ético-moral al respecto.
Para los médicos será una situación harto delicada la de dirimir si a un inmigrante se le debe de acoger entre las prestaciones sanitarias públicas, no digo ya la de concienciar a los usuarios (diarios y permanentes de nuestro sistema sanitario público: los llamados hiperfrecuentadores) de que ellos también tiene derechos adquiridos. Desde el punto de vista profesional, las enfermeras también deberán de priorizar, si realizar las valoraciones integrales y planes de cuidados son objetivos de los que se puedan prescindir; enfrentando objetivos de unidad de gestión frente a deberes del ordenamiento jurídico.
A veces nos quedamos estupefactos con noticias como la de que un funcionario es capaz de gastar miles de euros en viajes sin sentido alguno o que se oxigene a ciertos bancos de sus pérdidas con dinero público. Y la Sanidad y la Educación bajo mínimos.
Mal vamos pero peor puede acabar.
Esperemos que los políticos que nos rigen el futuro tengan un mínimo de razonable ética para evitar males mayores. La misma que se les piden a los profesionales de la salud. Ni más ni menos.
Para terminar mi agradecimiento al Dr. Rafael Rotaeche (médico) y a la Dra. Virginia Salinas (enfermera) por hacerme pensar al respecto.
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