El
Parlamento Vasco acaba de dar luz verde a la tramitación de la Proposición de
Ley relativa a asegurar los derechos y la dignidad de las personas al final de
la vida. Para algunos se trata de otra forma de dar cabida a prácticas
eutanásicas que incluyen leyes similares en Andalucía y Aragón. Para otros,
solo el esfuerzo por dignificar la vida en el proceso de la muerte.
Como en
leyes antecesoras se pone de relieve que el rechazo al
tratamiento médico y la sedación paliativa que se contempla en el texto "no deben ser calificadas como acciones eutanásicas
“porque no
buscan deliberadamente la muerte, sino aliviar y evitar el sufrimiento, así
como humanizar el proceso de final de la vida. Intenta reconocer el
derecho de las personas que se encuentren en el proceso final de sus vidas a
una "muerte digna”, además de asegurar el respeto a la voluntad incluida en el Documento de
Voluntades Anticipadas, donde se hace constar los deseos y preferencias de tratamiento
en el caso de que no puedan decidir por sí mismas.
Ni que decir tiene que este tipo de avances en la legislación para dignificar la muerte, levanta ampollas en sectores retrógrados y reaccionarios de nuestra sociedad. Siguen una misma linea de acción, con la fijación en la práctica de la eutanasia, anteponiendo principios básicos de la bioética como la autonomía del paciente, a no se que instrumento humanizador del hombre. Detractores y afines a esta ley siguen mostrando serias discrepancias. Siempre es bueno el debate, como ya se dijo:
"Ladran, luego cabalgamos"
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