En el artículo 11 de la Ley 41/2002 de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, se regularizó en nuestro ordenamiento la figura de las Instrucciones Previas. Con esta ley se da punto y final al modelo basado en la autonomía del paciente que había instaurado inicialmente la Ley General de Sanidad en el año 1986. Todos los españoles mayores de edad contaban con el derecho a consignar por escrito su voluntad acerca del tipo de cuidados y el tratamiento de su salud para el caso de que algún día se hallaran incapacitados para expresarla. Las Instrucciones Previas, Documentos de Voluntades Anticipadas o Testamento Vital, como también se conocen, son una herramienta fundamental a las exigencias del respeto a la autonomía del paciente.
A partir de aquí, en las distintas Comunidades Autónomas, se han abierto los denominados Registros de Voluntades; donde cualquier ciudadano que cumpla con las reglas establecidas en la ley, puede inscribir -de forma anticipada- y en un documento, la forma de sus tratamientos y los cuidados sanitarios que desea. El pasado 20 de abril, en la sección de Sociedad del periódico ElPaís, hemos tenido la oportunidad de ver y chequear como esta el registro de estas voluntades en nuestro país.
REGISTRO NACIONAL DE ÚLTIMAS VOLUNTADES Fuente: ElPaís |
Dos importantes conclusiones se han podido extraer de estos resultados:
- El testamento vital sigue siendo algo desconocido para los ciudadanos y los profesionales sanitarios.
- A estas barreras, se añade la oscuridad que rodea en España lo relacionado con la muerte, donde culturalmente se es reticente a hablar del fin de la vida.
Para algunos profesionales de la salud y el derecho, este tema no es nada novedoso; añadiría que se está estudiando, profundamente, cual es el nivel de conocimiento del ciudadano y el profesional a este respecto.
Como indica Ana María Marcos, profesora de Filosofía del Derecho de la UNED, un gran número de sanitarios desconoce el sistema. Sin lugar a dudas una voz cualificada, ya que es la investigadora principal del proyecto Testamento Vital, donde el objetivo es mejorar la situación inicial de donde se parte, a través de una mejor información tanto al ciudadano como al personal sanitario.
Lo cierto es que seguimos en la brecha. Debemos intentar animar y alentar al ciudadano para que se implique más en la planificación de sus voluntades finales, eso evitará problemas a posteriori, y facilitará la tarea de profesionales y usuarios. Para algunos, entendemos que la mejor herramienta para avanzar es la palabra. Hablar sobre estos temas ayuda a dejar de demonizar el final de la vida y mejorar -a buen seguro- la calidad de la vida en los últimos días. La naturalidad al tratar este tema debe ser el común denominador, mientras tanto:
Testamento Vital en España: ni mucho ni poco, esto es lo que hay
Acaba de estar en el Congreso de la Felaibe. Todos personas dedicadas a la Bioetica. Se trató este tema, y se hizo patente que poquísimos tenían hecho este testamento. Parece que hay una brecha importante entre la voluntad de tomar las decisiones respecto a los últimos momentos de la vida, y la materialidad engorrosa de formular por escrito estas decisiones
ResponderEliminarGracias por su aportación, un halago viniendo de usted. Desgraciadamente es una realidad que no se tengan hechas las Voluntades anticipadas, sobre todo entre los que creemos que se deben de hacer. No obstante, es un tema novedoso con poca imformación.
ResponderEliminar