El debate sobre la eutanasia con relación
a la asistencia de pacientes terminales sigue vivo después de casi tres
décadas: desde 1971 en que el caso de Ana Karen Quinan, joven en coma tras la
ingesta masiva de barbitúricos, y que se considera el "primer paso para
formar una opinión favorable a la eutanasia"
Para el doctor Marcos
Gómez Sancho los cuidados paliativos son un modelo de atención encaminado a dar
respuesta a las múltiples necesidades físicas, psicológicas, sociales y
espirituales del paciente y sus familiares cuando esta persona no responde a
los tratamientos curativos disponibles y se espera su muerte en un plazo más o
menos breve.
Para este médico que dejo
la anestesiología para dedicarse a los cuidados paliativos, la eutanasia
vinculada con los cuidados paliativos es una malinterpretación de unos grupos
que promueven especialmente su despenalización.
Cuando la sedación está
indicada y existe consentimiento, el médico tiene la obligación de aplicarla.
Se debe afirmar con claridad que cuando existe una adecuada indicación para la
sedación, la objeción de conciencia no tiene cabida, como tampoco sería posible
objetar ante cualquier otro tratamiento correctamente indicado.
La diferencia entre la
sedación paliativa y la eutanasia es nítida y viene determinada por la
intención, el procedimiento y el resultado. En la sedación se busca disminuir
el nivel de consciencia, con la dosis mínima necesaria de fármacos, para evitar
que el paciente perciba el síntoma refractario. En la eutanasia se busca
deliberadamente la muerte anticipada tras la administración de fármacos a dosis
letales, para terminar con el sufrimiento del paciente.
La sedación paliativa pasa a ser una alternativa ante la eutanasia cuando el proceso de la muerte esta cercana. Aunque ambos métodos se basan en técnicas
similares, la eutanasia tiene como fin último el fallecimiento del paciente,
mientras que la sedación sólo busca aliviar el sufrimiento físico.
Otras voces como la asociación Derecho a Morir dignamente, declara que se debe promover el derecho de toda persona a
disponer con libertad de su cuerpo y de su vida, y a elegir libre y legalmente
el momento y los medios para finalizarla, y defender el derecho de los enfermos
terminales e irreversibles a, llegado el momento, morir pacíficamente y sin
sufrimientos, si éste es su deseo expreso.
Seguimos a pie de cama...cuidando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario