sábado, 11 de febrero de 2023

Cuando necesitamos las HUMANIDADES

    

    Estamos inmersos en una sociedad que prefiere estar más cerca de la tecnología y la ciencia que de un libro. Nos hemos acostumbrado a creer más a un científico que a un escritor. La culpa de todo esto lo tiene la muerte. En estos últimos tres años, donde la pandemia ha dejado un reguero de muertos, la ciencia no ha sido una buena acompañante en el sufrimiento. A pesar de los estudios, los inicios fueron desoladores.

    A pesar de las innumerables cifras dadas desde las instituciones sanitarias, la mayoría de los ciudadanos no entendían su significado. Explicar con número los sufrimientos se me antoja inútil. No fuimos capaces de escuchar a los que sufrían, a los que pedían más apoyo, no entendimos de emociones ni sentimientos; solo percibimos los números. 

    El filósofo Emilio Lledó lo advierte: «Necesitamos las Humanidades para hacernos quienes somos, para saber qué somos». La ciencia nos ayuda a superar la barrera de las enfermedades, las humanidades a ser mejores frente a ella. Posiblemente, estas últimas, nos hagan ser mejores personas.

    En la educación de nuestros hijos y nietos, la carga curricular de la ciencia (Léase tecnología, robótica, etc.) es cada vez mayor. No es nuevo que historiadores, filósofos y educadores eleven su voz para alertar de este problema, donde se esta alejando las humanidades de la formación de nuestro jóvenes. Formar a los estudiantes en mejores personas con un matiz humanístico se esta diluyendo en los estudios medios y superiores. 

    Las humanidades te permiten ver el mundo a través de una perspectiva más integral, ver a la persona desde distintos puntos de vista, de forma holística, y sin dejar de comprender los hechos que les asoman. 

    De todas formas en nuestra sociedad, y hoy en día, pesa más un medico que un filósofo

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