En un reciente artículo
sobre la aceptación de la muerte por parte de personas mayores (> 75 años)[1], concluía que el miedo consistía
en una muerte dolorosa aunque en general presenta niveles medios-bajos de
ansiedad frente a ella. El género masculino y realizar actividades físicas/ocio
se asocian a niveles más bajos de ansiedad. Parece que una persona con
algina enfermedad avanzada y crónica tiene mayor aceptación frente a la muerte.
Cabe destacar que la preferencia de morir en su domicilio y de esta
forma deshospitalizar la muerte. Leyendo el artículo podemos añadir que
las personas mayores tienen conciencia sobre la situación de la muerte, donde
la familia tiene un poder importante a la hora de saber donde se quiere morir.
La aceptación de la
muerte es un hecho que debería de ser una normalizada pero, lo cierto, es que se
trata un tema tabú hoy por hoy. En
nuestra juventud las preguntas acerca del final de la vida y las razones
del sufrimiento y el dolor por los que uno puede morir, son cuestiones alejadas.
A medida que avanzamos en la edad la idea del final se hace más habitual.
Este tema no es ni nuevo ni novedoso, a
principios de los años 80 del pasado siglo, encuentro este artículo titulado Morir en el hospital, morir en casa[2],
donde se recoge un párrafo significativo:
“De lo que se habla no es de un tema banal, ni un tema sobre el que se puedan hacer fantasías. Es algo muy concreto: la muerte. ¿Cómo se muere hoy? ¿Qué lugar ocupa la muerte en la vida? ¿Quién atiende, cómo y dónde al morir “Posiblemente la pregunta sería: ¿donde es mejor morir? Está claro que es una decisión muy personal y dependerá del individuo, su circunstancia y su biografía. Factores como la calidad de vida dependiendo de la enfermedad crónica, la unidad familiar que se tenga o el interés a finalizarla se tenga.
La idea de morir en uno u otro lugar parece que
cae del lado del domicilio, aunque en la bibliografía encontramos que
puede depender no solo de la persona, sino de la familia, los/las profesionales
y el proceso asistencial[3].
Por parte de la familia elegiría la casa si se
asegurara el trato médico, por el profesional se constata que existe una necesidad
de contar con conocimientos, habilidades y actitudes adecuadas, más tiempo y
recursos, y un equipo multidisciplinario. Igualmente, algunos profesionales
mantienen una actitud reservada al afrontar la muerte de un semejante.
Aquí juega un papel fundamental los equipos de cuidados paliativos
domiciliarios, personal sanitario con suficiente experiencia para tratar estos
casos.
Seguimos trabajando por facilitar el tránsito,
esperando que sea -al menos- reconfortante.
Saludos bioéticos,
[1]
L. Llobet Vila; J. Manuel Carmona Segado; I.
Martínez Díaz; C. Martí Martínez; C. Soldado Ordoñez; J. María Manresa
Domínguez. Aceptación de la muerte y su deshospitalización. Medicina de Familia.
SEMERGEN.
2019 https://doi.org/10.1016/j.semerg.2019.10.009
[2]
BIBIANA
ESCUDERO, JORDI DELAS, JOSEP M. SOLER MASANA, ROSARIO BOFIL, CAYETANO ALEGRE,
CAYO ALEGRE y LOURDES VAL. Morir
en el hospital, morir en casa. El Ciervo, Año 31, No. 373 (MARZO 1982), pp. 4-13 Available
from: https://www.researchgate.net/publication/320756246_Morir_en_el_hospital_morir_en_casa
[accessed Jan 16 2020].
[3] Lima-Rodríguez
Joaquín Salvador, Asensio-Pérez Mª de los Reyes, Palomo-Lara Juan Carlos,
Ramírez-López Encarnación Bella, Lima-Serrano Marta. Razones para decidir morir
en el hospital o en el domicilio. Visión de los/las profesionales. Gac
Sanit [Internet]. 2018 Ago [citado 2020 Ene 16];
32(4): 362-368. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0213-91112018000400362&lng=es.
http://dx.doi.org/10.1016/j.gaceta.2018.04.005.
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