Como no podía de otra manera,
mi post de hoy tiene como referencia la sonada sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad
Valenciana (TSJCV) que ha confirmado una sentencia de un juzgado de Alicante,
sobre una enfermera que administró un medicamento sin la necesaria prescripción
médica. Esto la inhabilita a más de dos años en su carrera profesional. Ahí es
nada.
Esta fragrante
injusticia moral, no solo llena de indignación a la acusada, sino que fluye a
través de un colectivo que viene soportando día tras día las “inclemencias” de
compañeros y judicatura. Seguimos siendo “chica pata todo”, o eso es lo que
quieren. Parece ser que no tenemos responsabilidad ni independencia a la hora
de tomar decisiones: no estamos habilitad@s para eso.
Al colectivo de
enfermer@s, esta sentencia, que tiene un marcado carácter discriminatorio, les
indigna sobremanera. A mí particularmente me molesta más aún, soy hijo
de enfermera y padre de futuro enfermero. Algo tendré que
explicarle a mi hijo sobre nuestro grado de responsabilidad, enseñarle lo que
significa dignidad profesional. ¿No creen ustedes?, o será mejor que repita con
furor y henchida voz eso de: “Sí, Wana, digo señor”.
El diccionario de la Real
academia define la dignidad como una Cualidad de
digno, excelencia, realce y gravedad y decoro de
las personas en la manera de comportarse. A nuestra compañera le han
dilapidado su decoro profesional, entendido como orgullo; le han robado su excelencia
profesional. Ya no estará satisfecha, a buen seguro, con sus actuaciones
durante un tiempo.
El tsunami que esto ha desatado ha tenido como respuesta una reivindicación
en el colectivo sanitario 2.0, especialmente de la mano de nuestros colegas y
amigos de la comisión gestora™. Un levantamiento, con voz alta y clara, para
decir: ¡Basta ya de injusticia! Por esto, se convoca a las enfermer@s hoy, para
seguir trabajando según esos Estatutos de principios de los setenta. Ya que
arropados por otros colectivos profesionales y por la justicia, estamos
abocados a servir a la Ley, sea como fuere.
Para terminar expresar mi más cordial enhorabuena a tod@s los
compañeros que se han unido a este gesto. Además de acordarme de los jueces que
dictaron sentencia, espero que nunca se encuentren ingresados en un hospital y
necesiten de un profesional que les administre un analgésico, un ansiolítico, o
necesiten de consuelo, cariño, compasión, en definitiva, de cuidados.
Porque si no está prescrito, NO TENDRÁN NADA DE NADA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario