Terminando el año, los grandes dirigentes de la Iglesia cristiana, católica y apostólica, entre ellos el cardenal Rouco Varela, nos ha dejado con una de sus perlas. Apela a la familia para afrontar la crisis y evitar el aborto. Esto no pasa por ser una normal directriz cristiana, que alienta a todos sus adeptos; quizás lo que más me hiere - en mi integridad moral y dignidad humana- es que confunde (de nuevo, por enésima vez) la familia con la desintegración de la sociedad y, para postre, la clásica crítica a los matrimonios del mismo sexo: homosexuales al uso.
Parece ser que gays y lesbianas no tienen el suficiente cariz, la necesaria responsabilidad, o la precisa manifestación de padres/madres cristian@s para tener cabida en la familia. Incluso algunos facilitan estos argumentos, o incluso se dedican a alentar la homofobia junto a la bioética. Sigo sin entender nada de nada.
Creo necesario que, en todos los aspectos, se debe de animar a que se cumpla el principio ético del respeto a la dignidad de la persona humana, o lo que es lo mismo, el derecho que tienen todas las personas a que se les respete. Y se sigue debatiendo sobre la "controversia" de la homosexualidad.
Seguimos anclados en épocas pretéritas, donde algunos decidían como encauzar la vida de tod@s. Menos mal que las asociaciones de gays y lesbianas tiene este tema más que olvidado, hasta que Dios quiera.
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