Hemos leído recientemente en el Instituto Berman de Bioética, que se carece de la suficiente evidencia científica sobre la efectividad de -al menos- el 50% de los tratamientos médicos. Esto es algo que sonrojaría a cualquiera, pero al ciudadano de a pie, se le quedaría la cara desencajada. Posiblemente ocurra esto porque la investigación médica y la práctica médica hayan ido cada una por un lado. Algo parecido le sucede a la Enfermería, guardando las distancia, claro está.
No hablamos de variabilidad en la consecución de un tratamiento, es algo más grave, se trata de que no acaba de realizarse la verdadera simbiosis entre investigación y práctica. O así es como opina Ruth Faden, profesora de Ética Biomédica y Directora de la Jonhns Hopkins. Intregrar la investigación en la práctica es fundamental y primordial, pero aún existen lagunas al respecto. Como aplicar la calidad en la investigación dentro de los Hospitales es otro reto más entre los profesionales de la salud.
Las enfermer@s seguimos trabajando en ello, favoreciendo desde la transparencia y el debate, proporcionando cuidados humanizados donde se incluya la teoría y la investigación en la práctica,
Es hora de volver a pensar si esto es así, o se trata de una exageración más. ¿Que creen?
Estimado Javier, la separación entre investigación y práctica es grave porque obliga al profesional a recomendar o realizar intervenciones sobre cuyos resultados carece de una certeza básica (la absoluta como sabes es imposible); pero no quisiera pasar por este tema sin señalar que, desde mi punto de vista existe otra esfera aún más abandonada por la investigación: lo que preocupa a los usuarios.
ResponderEliminarEn los países anglosajones donde la investigación está mucho más vinculada a los fondos privados existen instituciones como la James Lind Alliance que se encargan de averiguar hacia dónde querrian los ciudadanos que se encaminasen las investigaciones clínicas y captan fondos para quienes quieran llevarlas a cabo de eso hay poco por aquí...